En la costa norte de Yucatán, en un pintoresco pueblo pesquero llamado Chelem, un grupo de mujeres ha desafiado las adversidades para convertirse en guardianas de un tesoro natural invaluable: el manglar. Con dedicación y valentía, estas mujeres, conocidas como las Chelemeras, han emprendido una misión crucial: restaurar y proteger el manglar, un ecosistema vital que ha sido afectado por diversos factores, incluyendo la construcción de carreteras, la deforestación y el embate de los huracanes.
Durante casi 14 años, las Chelemeras han dedicado sus días a trabajar incansablemente en la restauración del manglar. Su labor consiste en construir canales y remover sedimentos para restablecer el flujo hídrico, así como en recrear la topografía mediante la construcción de pequeñas islas formadas de madera,malla sombra y sedimento llamadas tarquinas o centros de dispersión. Estos espacios permiten que las plantas de mangle y otra vegetación se establezcan y crezcan, contribuyendo así a la recuperación de los servicios ecosistémicos del manglar.
El impacto de su labor es innegable: hasta la fecha, las Chelemeras han logrado restaurar más del 60% de la topografía de las 110 hectáreas ubicadas en Progreso que forman parte de la Reserva Estatal de Ciénagas y Manglares de la Costa Norte de Yucatán, y el 90% del flujo hídrico. Sin embargo, su trabajo va más allá de la mera restauración ambiental. La labor de estas mujeres beneficia directamente a las comunidades pesqueras locales, proporcionando empleos temporales que impulsan la economía local y fomentan un sentido de pertenencia hacia su entorno natural.
Además de los beneficios económicos, la restauración del manglar desempeña un papel crucial en la mitigación de los impactos del cambio climático, como inundaciones y sequías. El manglar actúa como una barrera natural contra las tormentas y las mareas, protegiendo las zonas costeras y amortiguando el impacto de los fenómenos climáticos extremos.
El éxito de las Chelemeras no habría sido posible sin el apoyo y la colaboración de diversas instituciones y organizaciones. El Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV), la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la Universidad Nacional Autónoma de México (ENES-UNAM) y The Nature Conservancy son algunas de las entidades que han brindado asesoramiento técnico y apoyo económico para llevar a cabo estas actividades de restauración.
El ejemplo de las Chelemeras nos recuerda el poder transformador que tienen la dedicación, la pasión y la colaboración. Su valiente iniciativa no solo ha contribuido a la recuperación de un ecosistema vital, sino que también ha inspirado a comunidades en todo el mundo a unirse en la lucha por la conservación y protección de nuestro planeta. En un momento en que la crisis climática demanda acciones urgentes, las Chelemeras nos muestran que el cambio comienza con nosotros mismos, con pequeños actos de amor y cuidado hacia la naturaleza que nos rodea.
